El festival más latino del año incorporó la última tecnología para eventos
El verano ha empezado por todo lo alto en Valencia. Artistas mundiales de la talla de Daddy Yankee o Juan Magán se dieron cita en la Plaza de Toros de la capital del Turia para la celebración de uno de los eventos más esperados: Latin Fest. Y nada podía salir mal, porque ver a los mejores representantes de la música más de moda sobre el mismo escenario invitaba a pensar que la noche sería única. Y todo salió a pedir de boca.
Además de un cartel de 10, el evento contó con la tecnología más puntera utilizada en festivales. La fórmula es sencilla: la suma de los mejores artistas y la tecnología más vanguardista dan como resultado un evento inolvidable para el asistente, de los que hacen escuela y con el que los asistentes ya sueñan con una segunda edición.
La tecnología se está convirtiendo en los últimos tiempos en un componente de casi tanto peso como el cartel en la operación que da como resultado un evento perfecto. Latin Fest contó con IDASFEST para completar parte de la ecuación y confió en su sistema de acreditaciones, el control de accesos, de aforo y el cashless payment.
Un sistema de acreditaciones veloz y seguro, como el empleado en el evento, permitió que los asistentes pudieran acceder al recinto en tiempos muy reducidos, lo cual evitó grandes esperas y gente a disgusto. En muy poco tiempo, las colas de la gente que se congregó horas antes para acceder desaparecieron.
El control de acceso, estricto a cada una de las zonas habilitadas para evitar que gente accediera a zonas que no correspondían a su entrada, y el control de aforo, obligatorio por ley para garantizar la integridad de los miles de asistentes, fueron puestos en marcha con la tecnología más destacada del momento, optimizando estos procesos y dando respuesta a las exigencias que requiere un evento de tal envergadura para beneficio del asistente.
Por último, el sistema cashless payment de IDASFEST fue otra de las grandes innovaciones de las que los asistentes pudieron disfrutar y es que, con el simple giro de muñeca, el asistente podía pagar con su pulsera y no perder ni un instante en disfrutar de los grandes artistas que se dieron cita en Latin Fest.
