Por seguridad, cumplir con la legislación o el big data que reporta el control de aforo es imprescindible
CONTROL DEL EVENTO 
Uno de los motivos fundamentales para contar con sistemas control de aforo es el conocimiento y poder que ofrece a promotores y organizadores de eventos. Esta tecnología, al basarse en el conteo exhaustivo de usuarios, permite conocer el número exacto de personas en cualquier momento dentro de un recinto y subzonas.
Esto permite a los responsables del festival o evento poder optimizar sus recursos de forma objetiva. Por ejemplo, si el responsable del personal es conocedor del número de personas dentro del recinto (y los que todavía no han accedido) podrá disponer del personal en función de las necesidades específicas en cada momento.
A su vez, la tecnología de control de aforo, contabilizando asistentes por subzonas, permite proyectar el mapa de calor del evento. Esto hace posible que los propios organizadores puedan estimular la movilidad dentro del recinto. Por ejemplo, si hay una subzona con mucha gente y otra con poca, podremos poner en marcha acciones específicas de marketing (por ejemplo alguna oferta en la zona con menos afluencia) para redistribuir a los asistentes dentro del evento.
BIG DATA DEL EVENTO 
En relación con el punto anterior, la tecnología de control de aforo plotea, en representaciones gráficas, información de forma constante y en tiempo real respecto a los asistentes dentro del recinto. Toda esta información permite un análisis completísimo respecto al perfil de los asistentes en cada momento y ofrece al organizador del festival información tan esencial como el número de asistentes en cada concierto, cuál es el momento de oro de todo el festival (o de cada concierto) o, incluso, yendo más allá, definir el perfil medio de asistente en un momento determinado (sexo, edad, procedencia...).
Analizar esta información posibilita a los responsables del festival ver si los grupos que actuaron cumplieron las expectativas respecto a los asistentes que atrajeron (a veces puede haber sorpresas tanto desde un lado como de otro) o conocer el público en según qué actuaciones para acometer acciones de marketing para futuras ocasiones.
SEGURIDAD 
Este motivo es uno de los primordiales. Cuando se habla de eventos o festivales, los organizadores tienen, como uno de los pilares principales, el garantizar la seguridad todos y cada uno de los asistentes. Este es el primer paso para permitir que el asistente cumpla su cometido en el festival: pasarlo bien y disfrutar. Para ello, no basta solo con tener personal de seguridad o vallas anti-avalancha, es necesario contar con sistemas de conteo de personas cuando se planifica la seguridad en eventos.
El control de aforo en tiempo real permite que en ningún momento se sobrepase el aforo máximo del recinto de una forma real y objetiva, asegurando así que nunca esté en peligro la integridad de los asistentes.
RESPONSABILIDAD 
Es necesario tener en cuenta que los asistentes a eventos no son solo números, por lo que la garantizar su integridad debe ser prioridad más allá de imposiciones legales. Si bien es cierto, y como veremos en el punto siguiente, existen comunidades autónomas que sí regulan la obligatoriedad de disponer de sistemas de control de aforo, contar con esta tecnología debería ser independiente a la obligatoriedad legal. Se trata e una cuestión donde la ética y la moral deben ser el punto de partida.
Cabe apuntar que limitar la venta de entradas no es una medida eficaz, ya que eso no permitiría saber el número de personas en cada momento. Ese descontrol puede suponer situaciones de riesgo que deriven en consecuencias graves.
CUMPLIMIENTO LEGAL 
Tal y como se indicaba en el punto anterior, existen algunos territorios en España que exigen, por normativa legal, contar con sistemas de control de aforo como Andalucía, Comunidad Valenciana, Cataluña, Canarias... Hay que remarcar que la normativa varía en función de la Comunidad Autónoma que lo regula, por lo que no son las mismas exigencias en cuanto al control de aforo, por ejemplo, para un evento en Cataluña que para otro en Canarias.
El cumplimiento de la normativa es imprescindible. El responsable de organizar un evento sin contar con este tipo de medidas se arriesga a graves sanciones, ya no solo económicas que pueden alcanzar los 700.000 euros, sino también a la inhabilitación para trabajar organizando eventos y llegando incluso a tener consecuencias penales.
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